Labrado
de la tierra
La labranza es la operación agrícola consistente
en trazar surcos más o menos profundos en la tierra con una herramienta de mano
o con un arado. La acción de labrar la tierra mediante un arado es
referida como «arar». La palabra «labrar» deriva dellatín laborāre,1 que tenía
el significado genérico de trabajar.
Entre las funciones de la labranza se encuentran facilitar la
circulación del agua para un riego correcto, destruir las malas hierbas, hacer
menos compacta la tierra adecuándola así para la siembra agrícola, mejorar la
estructura y textura del suelo, evitar el encharcamiento provocado por altas precipitaciones
pluviales y el uso como control biológico ya que los insectos y gusanos quedan
a nivel superficial y vienen los depredadores a alimentarse de ellos. arrar la
tierra varias veces, emparejando para formar superficie de plantacion se da en
lugares donde las condiciones climáticas no permiten preparar el suelo
previamente temperaturas bajos , lluvias
·
Labranza convencional o tradicional: es el
laboreo del suelo anterior a la siembra con maquinaria (arados) que
corta e invierte total o parcialmente los primeros 15 cm de suelo. El suelo se
afloja, airea y mezcla, lo que facilita el ingreso de agua, la mineralización
de nutrientes, la reducción de plagas y malezas en superficie. Pero también se
reduce rápidamente la cobertura de superficie, se aceleran los procesos de
degradación de la materia orgánica y aumentan los riesgos de erosión.
Generalmente, la labranza convencional implica más de una operación con corte e
inversión del suelo.
·
Labranza mínima o conservacionista:
implica el laboreo anterior a la siembra con un mínimo de pasadas de maquinaria
anterior a su corte (rastrón, rastra doble, rastras de dientes, cultivador
de campo). Se provoca la aireación del suelo, pero hay menor inversión y
mezclado de este. Se aceleran los procesos de mineralización de nutrientes pero
a menor ritmo que en el caso anterior. Quedan más residuos vegetales en
superficie y anclados en la masa del suelo; por tanto, el riesgo de erosión es
menor.
·
Labranza cero o siembra directa: no se laborea el suelo sino que se siembra
directamente depositando la semilla en un corte vertical de pocos centímetros
que se realiza con una cuchilla circular o zapata de corte. Una rueda compacta
la semilla en el surco de siembra para permitir su contacto con el suelo
húmedo. Esta técnica exige controlar las malezas con herbicidas antes de la
siembra, y también fertilizar debido a que la mineralización natural de los
nutrientes del suelo se torna muy lenta. Es el mejor sistema para evitar la
erosión del suelo. Su mayor restricción radica en el uso de sustancias químicas
que pueden contaminar las aguas.
·
Agricultura de precisión: tiene
como propósito hacer el mejor uso de insumos (productos agroquímicos,
combustibles, semillas, etc.). Busca evitar una utilización excesiva en
áreas de poco potencial y defectuosa en las de mayor productividad. Se basa en
preparar mapas de aptitud y de rendimiento. Los primeros, de naturaleza
estática, describen el potencial del campo en función de la topografía y la
calidad del suelo (textura, profundidad, contenido de materia orgánica,
nutrientes, etc). Los segundos se obtienen durante la cosecha mediante
instrumental conectado a satélites que registra el rendimiento en grano de los
lotes de manera instantánea y muy precisa. Con esa información, se puede
controlar la dosificación de fertilizantes y hacer en virtud del potencial de
los suelos y la geografía. Si la información espacial relevada de la
cosechadora se integra a otros mapas indicativos de la presencia de malezas (particularmente
las perennes), se puede guiar también la dosificación de productos químicos
que combaten malezas y otras plagas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario